Muchas de las cosas que hoy hacemos de manera automática, en el pasado se habrían considerado imposibles. Para nuestros abuelos habría sido impensable, por ejemplo, cocinar en envases plásticos, calentar comida de manera instantánea, contactar con desconocidos al otro lado del planeta, etc. Y lo mismo sucedería, probablemente, con una cerradura invisible en la puerta de entrada a la casa.
La magia siempre se ha concebido como la habilidad de hacer algo que trasciende nuestra cotidianidad, sin usar las herramientas con las que estamos familiarizados o sin que nadie pueda darle una explicación racional. Y esto es más o menos lo que sucede al acercarse a una puerta, empujarla y encontrar que se aparta sin la intervención de ningún mecanismo evidente y que, no obstante, al cerrarla e intentar abrirla de nuevo se mantiene sólida.
Esto se consideraría prodigioso ayer y aun en el presente para quienes no han tenido la oportunidad de comprender el mundo más allá de lo elemental. Trascender los sentidos y lo que es obviamente material, favorece utilizar recursos de la naturaleza que nuestros antepasados ni siquiera imaginaban que existieran o que fueran explotables para su beneficio.
La capacidad de entender nuestro entorno y crear nuevas tecnologías nos ha vuelto poderosos y nos ha llevado a ejecutar desarrollos sorprendentes, pero perfectamente científicos. Esa puerta que se desatranca y que al atrancarla vuelve a cumplir su papel de ser segura, tiene que tener un mecanismo que lo permita.
Los avances logrados nos han llevado a diseñar dispositivos capaces de satisfacer las expectativas actuales y futuras. Dado que se operan a una distancia segura, facilitan interactuar con los cerramientos como si no estuvieran allí, y además al atrancarlas bloquean eficazmente la factibilidad de abrirlas por parte de nadie que carezca del mando correspondiente.
Asimismo, estos equipos operan con eficacia cada vez que los necesitamos, sin posibilidad de que se dé un fallo accidental, ya que no podemos quedarnos fuera ni tampoco encerrados dentro. Por tanto, el sistema es capaz de avisarnos para que tomemos medidas de control que garanticen su perfecto funcionamiento.
De igual modo, permiten sacarlas de servicio cuando sea necesario y trabajarlas manualmente o con un sistema de respaldo que funcione en caso de que el principal tuviera alguna avería. Una maravilla moderna que no deja de sorprendernos.
Por increíble que parezca, en esta época hemos creado pequeños dispositivos que propician nuestra seguridad y tranquilidad, y que también son a prueba de fallos. Equipos que “saben”, gracias a una cierta programación, que llegamos y que deben abrirse, o que entramos y que entonces se deben mantener cerradas.
Es un equipo bien pensado, de modo que todas las contingencias se encuentren cubiertas y nada ocurra inadvertidamente, para que cada día podamos entrar y salir con seguridad. Así, viviremos con la sensación de encontrarnos en unas condiciones que durante mucho tiempo solo habían existido en las mentes más soñadoras del ayer.
Albafer es una ferretería industrial en Albacete creada en 1998 por un grupo de personas que deseábamos independizarnos y alcanzar nuestros sueños ayudando a otros a realizar los suyos.
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